VISITAS

domingo, 13 de abril de 2014

Aquel verano del año 1997…


San Vicente, Buenos Aires. El mejor verano de mi infancia: un polideportivo (manejado por mis papás), días enteros sin parar andando en bicicleta (todo el día en bicicleta), tardes a muchas risas y con mis amigos de allá.

San Vicente tenía magia. De repente, todas sus calles pasaron a resultarme familiares. Todo lo de allá: la plaza, la iglesia, los supermercados, las calles de tierra. Estaban todas las casas de mis amigos grabadas en mi memoria. El recorrido era siempre igual: levantarse temprano, llegar tipo 9 hrs. a la casa de Vane y Jesi, desayunar con toda su flia, agarrar la bici y salir por todo el pueblo con Vane a dar vueltas y vueltas sin ningún sentido ( creo que a esa edad el significado era mucho). Si que me habrán dolido las piernas! Yo siempre la llevaba a Vane…pero era lo más divertido, sobre todo las veces que nos caimos en avenidas,) sin que Lidia sepa (la que se armaba sino!). A eso de las 22hrs. nos despedíamos y yo volvía a dormir al club.


Pieza en donde dormíamos con mi flia...

Los tres meses de ese verano, fueron los mejores meses (y me arriesgo a decirlo) de toda mi infancia.

El grupo de amigos que me había hecho, me hacía sentir muy querida, Tanto fue así que la idea de empezar el colegio devuelta me ponía tan mal (era inminente la vuelta a capital)…

A esa altura, yo ya quería vivir en San Vicente...

Empezaron las clases. San Vi me recibía solo los fin de semana. Los viernes no llegaban más!!. El sábado a primera hora estaba en lo de mis amigas: Vane y Jesi. Y ahí arrancaba otra ronda de vueltas en bici.

Con la llegada del invierno, creíamos que no podríamos soportar estar tantas horas paseando, sin embargo, nada parecía un impedimento.

En el 98, mis papás tuvieron que dejar ese polideportivo (la cosa no estaba funcionando), así que agarraron un buffet a unas cuadras de ahí: seguíamos en San Vi todos los fines de semana.

Después de casi 2 años, mis idas a esa localidad empezaron a flagelar, uno va creciendo y va queriendo estar en todos lados a la vez, mis amigos acá, allá…y empezamos a distanciarnos. Decidí enviarles una carta por medio de mi padre (el seguía allá en San Vicente). La verdad que no quería perder el rastro de mis amigas. Tuvimos momentos muy lindos, y quizá la distancia podía acortarse con cartas (todavía no había ni celular, facebook, ni nada de todo eso). Nunca recibí respuesta. Creí que se enojaron y dejé pasar los años…

Hace un tiempo, y como muy repentino, empecé a indagar en redes sociales y conocidos que quedaron allá sobre sus vidas. No había manera de encontrarlas. ¿Cómo reconocerlas? Capaz vi sus fotos miles de veces en facebook pero después de 17 años, ¿Quien está igual?.  Así que dije: voy a buscarlas.

Decidí pedir compañía a un amigo. Le conté la situación, mis miedos, porque…todo bien pero ¿y si me decían…hola Laly, que tal…chau? ( emmm….sí soy Laly allá). Claro, si verme era un “para qué despúes de tanto tiempo venis?”…aún así, quería verlas.







Así que agarramos auto…y a la ruta.

Era un poco tarde pero...lo espontaneo tiene mayor emoción, ¿no?.








Entrando a San Vicente, no miento, el corazón me palpitaba a mil. Quise pasar por el club..después de todo, viví muchas cosas ahí, antes que nada se merecía que lo visite. Entré…




Recorrí todo el lugar, estaba distinto (uno cuando es chico ve todo más grande), la pileta, el quincho, mi casita (la pieza), los vestuarios, la enfermería (que ya no era enfermería), las canchas y el olor a césped
 seguían ahí…Así que después de esa visita, era hora de ir rumbo (de memoria) a la casa de las chicas…




“Seguí derecho por acá…tenemos que salir a su casa”. Le dije a mi amigo. Hasta que finalmente llegamos. Frenamos la camioneta en la esquina. Doy dos vueltas antes de tocar el timbre (estaba muy nerviosa). Tomo valor...y toco timbre.


-          Hola señor, disculpe la molestia. Acá vive Lidia? (Lidia es la madre de las chicas).
-          Si…espera un segundo. Lidiiiiiaaaaaaa (la llama).

(Mi corazón empezó a latir más fuerte. ¿Me reconocerán?)

-          Hola, si? Me dice Lidia.
-          Ah! Hola, no pero vos no sos la Lidia que busco. Disculpen que los moleste, busco a….

Paso a contarle toda la historia a la pareja que aparentemente vivían en la casa en la cual dormí millones de veces, desayuné, almorcé y pasé tardes enteras con Lidia, Vane y Jesi. De muy buena manera, el señor me cuenta que ellos recuerdan a esas chicas, que se mudaron, que no tienen datos concretos…(mi desilusión) pero que conocen a alguien que puede saber…así que el señor agarra un celular y llama a un tal Marcos para contarle la situación…

Al colgar me informa que ellas viven “cerca del tanque”. Nos invita a pasar a la casa para dibujarme un plano así nos es más fácil llegar:
No sé leer mapas. Si no fuera por mi amigo...

Agradecidos, nos despedimos con un beso…y fuimos para "el tanque". Cerca de mitad de cuadra (punto objetivo según las indicaciones del anfitrión), veo a una chica de espaldas “Esa es Vaneeeee!!” dije. Abro la puerta (totalmente loca) y cuando le estoy por gritar, me doy cuenta que no era. Aprovechando el papelón, decidí preguntar si en la cuadra conocían a las chicas y me informán que se mudaron a la calle ESPAÑA 252. 

Mirando a mi amigo, sin decir más, encaminamos para ese lado.

Llegamos a un Kiosko. Preguntamos lo mismo que en las ultimas dos casas. La chica muy amable me dice que conoce a una Vanesa, que vive en la otra cuadra…que vaya. Con el corazón en la boca (por x cantidad de veces a esa altura) toque timbre a todas las casas de la cuadra. No tuvimos éxito en ninguna. Ya me empecé a deprimir.

Ya no sabía a donde ir....
Pero estando ahí no me iba a rendir. Decidí usar mi memoria para ir a las casa de algunos amigos y ver si a través de ellos llegaba al blanco. Ninguno atendió, seguramente se alejaron de San Vicente. Quedaba una sola alternativa: visitar a la ahijada de mi mamá.
Ella vive hace muchos años ahí, capaz conoce a alguien que me facilite información.

Arrancamos a ver a Adriana…
Ella me dice que no se acuerda, pero que capaz el chico que venia caminando allá (la verdad yo no lo veía, pero se ve que ella sí porque salió a correrlo) tenía información. Este chico, le dice que Lidia se llamaba Moyano de Apellido, que pregunte en la casa de la otra esquina donde viven sus sobrinas. Con esta información…toqué timbre. Era mi última esperanza.


Sale de la casa una nena, apróx. unos 10 años de edad (la misma edad en la que viví en San Vicente). Me asombró lo parecida a Vane que era. Le dije “¿Sos la prima no?, sí. (Contestó). Mi tía vive en….(me dice como llegar). Ahí si. Ya llegaba. Ellas seguro pero seguro que no se habían ido de San Vicente. Encaramos para ese lado…otra vez miles de preguntas por mi cabeza. ¿Y si me siento una tarada?, ¿Y si no significa nada para ellas volver a verme?...pero ya estaba ahí. Yo quería intentarlo.

“Es esta casa”, me dice mi amigo. Un nene jugando a la pelota en la puerta. Bajo y le pregunto: “discúlpame, acá vive Lidia Moyano?”. “Si, abuelaaaaaa te buscan” contesta.

- ¿Abuela? ,Tuvieron un hijo entonces!!...
“Si?”…Lidia..soy yo. Laly, te acordas?. Y la cabeza me carburo a mil…hasta que:
-“Lalyyyyyyyyyyyyyyyy!!!!!!, Vanesaaaaaa Laly!!!”.

Después de 17 años volví a ver a las tres: a Vane, Jesi y Lidia.

Nos invitaron a pasar. Nos abrazamos, tomamos unos mates y nos pusimos al día de nuestras vidas. Esa carta que nunca respondieron, en realidad fue que nunca me llegó. Ahí Vane me contaba que iba a ser mamá a los 14 (me hubiera gustado estar). Es común que a mi papá se le traspapelen las cosas…y yo pensando que “estaban enojadas”.

El tiempo paso…ahora tenemos cubiertos todos los medios por los cuales contactarnos, esta vez no se nos puede pasar!!!.

Recordando tantas anécdotas, vivencias, sellamos el momento con esta foto:


Gracias a mi amigo Ariel por la foto

Siempre hay lugares que la gente lo hacen lindo, pero sobre todo: personas lindas que no hay que olvidar. Feliz de encontrarlas!

Después de 17 años volvemos a estar conectadas…en pocos días vuelvo a San Vicente.

Espérenme.


Gracias por todo!!

lunes, 21 de octubre de 2013

Intercambio Epistolar II

Continuación de http://tiemposmodernos1.blogspot.com.ar
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             13 de Octubre de 1956

Querido Mateo:
               He dudado mucho en responderle su carta. Pienso en muchas ideas acerca de cómo continuará nuestra historia. Le he dicho lo que está ocurriendo, como usted lo reconoce  pero no entiendo ¿cómo es que no me ha hecho caso? ¿Porque no pensó en los dos?  Realmente los días pasan, y todos mis sueños imaginados con usted los veo derrumbarse día tras día, noche tras noche.

                Dicen que al verdadero amor se lo espera el tiempo necesario pero ya empiezo a darme cuenta que estas frases hechas e instaladas en el alma de los idealistas, ya no tienen mucho sentido.
                Usted está inmerso en sus propias ideas, que sin juzgarlas, nada tienen que ver conmigo. No solo eso, sino que hasta suele equivocarse mi nombre, logrando apretar aún más el nudo generado en mi corazón, que hasta este momento solo latía al ritmo del amor que siento  por usted pero al ver como recuerda mi gracia, solo logra estremecerse al punto de asfixiar y paralizar mi ser.

                Estoy pensando realizar un viaje, mi viaje. El que usted se niega a vivir también…el que ha rechazado en más de una oportunidad por sus convicciones políticas. Este viaje va a marcar un crecimiento personal y quizá una nueva vida.
                Realmente no se puede obligar a un corazón entrar donde él no quiere ingresar. Y por más que usted declare su amor por mí, las palabras se las lleva el viento.
    
                Hoy elijo dejar de lado la idealización y ser más objetiva en el amor…hoy pienso en mis sueños. Aquellos sueños que podrían haberse compartido con usted si no tuviera la avaricia de satisfacer solo sus deseos, anulando la puesta en común de sueños compartidos y creados a la par.

                Si algún día llega a estar con Elena, le pido que me lo comunique solo por el simple hecho de confirmar mi intuición femenina y sentir que  la cordura permaneció en mí hasta el último día, porque sé en lo más profundo de mi alma, que así será.

 Ojalá sea feliz… yo lo intentaré.

Pd: lo amé con todo mí ser.

                                                                                   Ate. Ofelia R.

viernes, 6 de septiembre de 2013


El cotillón del amor no es parte del todo…

“Vos querés el cotillón. Todo el humo. No querés amor”. Cuando amor es el acto de demostración…cuando demostrar parece ser un problema.

¿Cuántas maneras de amar a alguien conoces? “Lo mismo que tantas personas existen”, contestaría yo.  La demostración de amor está estructurada según la manera de ver al otro en cada uno de nosotros. A mí sí, me gusta el “cotillón”.

A mí me gustan las acciones con palabras y las palabras con acciones. No logro concebir las cosas por separado. Me gusta el mimo y la llamada de atención. A mí me gusta el “cotillón” acompañado de todo lo que para mí implica amar.
Es verdad que cada vez que pasa el tiempo, descubro que no existe la incondicionalidad en ningún tipo de relación y me convenzo que justamente lo más lindo que existe es que haya condiciones para crecer en la vida, para crecer con el otro y con vos mismo. Imagínense estar “incondicionalmente para alguien”. ¿Dónde nos ubicamos nosotros? Sería una locura. Pero hoy, parece que decirle “te amo” a las personas que tenés a tu alrededor es un acto de valor, una situación incómoda, como si te picara el cuerpo y tendrías que disimular rascarte. Para algunos no es fácil demostrar y para otros es como levantarse a la mañana.

Y divago en pensamientos preguntándome ¿Quién puede definir que es o no “cotillón” para el amor? ¿O cuál es la manera correcta de amar? Nadie…nadie puede hacerlo. Nadie porque él va amar distinto a vos, porque yo voy amar con otro tipo de intensidad y para cada uno SU manera de amar es la verdadera…no existe una única forma ni estilo…no lo hay.

Para mí todo acto que demuestre cariño…es parte del amor. No puedo considerar “humo” a ninguna acción que me saque una sonrisa…porque el humo se genera por la ausencia de una combustión incompleta, y si por cada “guirnalda” yo voy armando mi rompecabezas…siento estar completándome de apoco en vez de asfixiarme con su suspensión. Algo no tiene sentido…

Para mí el cotillón en el amor es necesario. No es el amor, pero lo completa…

En estos tiempos amar sin vergüenza es el desafío de nuestros días…es entender que el otro se hace por uno y uno por el otro. La presencia del “cotillón” no anula la esencia del amor…sino que fortalece el lazo… lo hace invencible.

Entonces cuando llegan tus últimos días y reconoces el amor que despierta cada una de las personas a tu alrededor y te animas a decirle “te amo…” una sonrisa del otro lado del cielo te estará agradeciendo y venerando tu valor. Entendiste que de eso se trata querer...y que muchos corazones están abiertos para recibirte.

Siempre tenes la posibilidad de expresarte...no todos saben cuando ni donde, lo importante es hacerlo.



En tu memoria y por el orgullo de mi amiga.
Muchas gracias.

Daniela.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Intercambio Epistolar - Carta I

Carta en respuesta a Mateo del blog: http://tiemposmodernos1.blogspot.com.ar/

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Querido Mateo:

                        Debo confesar que su carta me ha tomado por sorpresa. Primeramente lamento mucho la pérdida de Elena, si bien pese a nuestras peleas adolescentes por la intuición que toda mujer desarrolla cuando quieren abrumar su felicidad, siempre supe que era una mujer honrada y llena de valor. Realmente lo quería. Le doy mi más sentido pésame.

Cuantos años han pasado Mateo. Todavía recuerdo como si fuera ayer ese banco que tanto nombra en estas líneas. Mi mayor satisfacción era verlo jugar al ajedrez en los torneos del barrio, organizados por su club, su adorado club!. Ahí estaba yo. Escondida detrás del árbol de hojas azules, el escondite perfecto, era lo suficientemente grande para que no me viera y lo suficientemente cómodo para verlo a usted. Esas tardes podía observar cada movimiento que realizaba, entender la concentración y la energía que ponía en cada jugada como si en su mundo solo existiese las piezas, su contrincante y usted. Recuerdo que solía decirme que si algún día me veía por los alrededores de la plaza, su concentración ya no sería la misma y que “la reina se habría escapado del tablero” entonces su desventaja era mayor.  Vaya pícaro y galán que era! Siempre tan halagador usted, lograba sacarme una sonrisa antes de perderlo por horas y horas en cada jugada, en cada partido.

En fin, después de años…he vuelto a Bs As. La vida en Europa ya no exigía nada de mí. No le voy a mentir, he realizado mi vida en Barcelona. Tengo una hija, Isabella de nombre. Tiene actualmente 38 años, una médica excepcional, la luz de mis ojos. Su padre, Pablo, que en paz descanse, era una persona maravillosa, pero los vicios pudieron con su vida…el cigarrillo se apoderó de sus días y apagó la última luz de esperanza que quedaba en mi corazón. Luego pasaron muchos años, pude sentir ese vació al que usted se refiere…la soledad. Fiel compañera no? Pero necesaria para una etapa de la vida y no justamente para esta.

Isabella se ha casado, ha viajado por todo el mundo para cumplir su sueño (parece que se hereda de generación en generación) y yo…decidí morir en mi tierra, en mi Argentina querida. Y en cada uno de los días que planeaba mi regreso, usted ha pasado por mi mente. Estamos grandes verdad? Para que mentirle?. Me he acordado de ese día en el aeropuerto, de ese invierno frio y tormentoso. Ahí estábamos todos con su familia, menos usted. Palpitaba en mi la esperanza que apareciera, auque era sabido que las despedidas no eran su fuerte, me era inevitable imaginarlo escondido detrás de algún banco…como yo del árbol de hojas azules, el de nuestra plaza. Por desgracia no fue así. Y partí a cumplir mi sueño…a recorrer el mundo en busca de respuestas a preguntas poco claras. Luego, durante un año, intercambiamos cartas por correo, en esos tiempos todavía no existían estas cosas de la tecnología, esperábamos un mes para tener noticias uno del otro…y aunque el amor todo lo puede, en nuestro caso quedo por el camino. Vaya desilusión!.

Los días pasaron y el rastro se hizo polvo…nuestras vidas estaban separadas. Usted nunca comprendió la importancia de mi viaje, como sé que nunca ha comprendido el dolor de nuestra separación.

Supe que se caso, lo supe por Mónica. Ella me ha escrito en mi cumpleaños número 30.

Me acuerdo con tanto dolor leer esas líneas! Fue ahí que enterré nuestra historia.
Y…aquí me tiene, devuelta en Bs. As. He dudado mucho en comunicarme con usted, realmente me pregunto si tiene algún sentido a esta altura. Quizá, no me perdono no haber insistido en persuadirlo aún más para emprender el viaje conmigo! Quizá, no me perdono no haberlo llamado cuando nuestras vidas solo estaban sostenidas en un solo deseo: la vuelta.

Y hoy, después de tantos años, aquí me tiene…en el mismo espacio y tiempo, ya no frente a una despedida.
Hoy compartimos un sentimiento desgarrador: la soledad. No hay escondites valideros a esta edad,  no hay áboles ni bancos para mirar el mundo con simples perspectivas. El tiempo es corto y rápido…mucho menos que un partido de ajedrez.

Hay muchas cosas que me gustaría hablar con usted antes que alguno de los dos cante “jaque mate”.

Hace 42 años me negó una despedida…espero que hoy no me niegue el reencuentro de nuestros corazones…



                                                                            Atentamente.

                                                                             Ofelia R.

viernes, 7 de junio de 2013

Que bueno...


Sentirme bien devuelta. Que gratificante volver a tener de apoco y en capítulos esa confianza nuevamente!.

 

Que bueno darte cuenta que nada ni nadie es imprescindible, aun habiéndolo sentido así, saber que seguís más viva que nunca.

 
Que bueno cuando sin querer te das cuenta que aprendes más de los errores del otro y no tanto de los tuyos, porque como dice una gran sabia, “uno aprende más de sus éxitos que de sus errores”, cuesta más asimilar lo que hacemos mal. Pero crecemos mucho más cuando encontramos la raíz del problema y a partir de ahí se abre el camino.

 
Que enriquecedor cuando escuchas lo que vales por otras personas, cuando a veces tus pensamientos no alcanzan. Creces de golpe, como un gigante casi en la inmensidad del cielo y a la altura de tus sueños sentís otra vez latir tu corazón.

 
Pensar, sentir y actuar…otra vez.

 
Que bueno…

 
No quiero escribir otra cosa más que esto por hoy.

 

Gracias.

lunes, 27 de mayo de 2013

Me Pellizqué tres veces...





Me pellizqué tres veces, quizá estaba soñando, pero me dolió.

Pensé que era un sueño y mantenía la esperanza de que esa angustia desapareciera.
Me mojé los labios, sequé mis mejillas y respiré hondo…muy hondo.
Trataba de expresar que era lo que me hacía mal pero me costaba demasiado, no entendía el porque. Me pregunté si acaso no tenía que estar contenta. Evidentemente si….

Seguí caminando por un lugar oscuro, y a lo lejos, observé una luz tenue…muy tenue.
Me pregunte que era….despertó mi curiosidad. Escuché una voz, no me dio miedo, era una voz muy suave…casi imperceptible.

Seguí caminando, paso por paso, y me tropecé. Caí fuerte, tan fuerte que lastimé mi rodilla. Lloré con tanto dolor por unas horas!! pero luego seguí caminando, con paso dificultoso pero seguí tras la luz; quería alcanzarla.

De repente, esa voz otra vez….parecía venir de lejos.
La rodilla me sangraba, supuse que me iban a  quedar algunas cicatrices…pero con el tiempo se irían cerrando. Era cuestión de esperar.

Parecía un camino largo, bien largo, casi diría que interminable…

Esa luz, la veía cada vez mas cerca pero me costaba llegar a ella….tenía miedo de no alcanzarla, de no lograr llegar de una vez por todas.

Empezó a oscurecer. Había empezado a refrescar, el  viento soplaba con fuerza. Me miré un segundo; estaba sin abrigo, aún así, sabía que a pesar del frío, iba a llegar.

Por un momento en el camino me quede dormida con lágrimas en los ojos…nunca supe bien porque.

Por la mañana desperté, y seguí caminando, algún día iba a llegar…algo dentro mío me lo decía y fue ahí que me di cuenta que tenia fe.

De repente las raíces de los árboles se enredaron en mis pies, me dio la sensación que no querían que avanzara porque se interponían en mi camino, buscaban que tropiece nuevamente. Traté de ignorar la situación. Y ahí me vi…frente a ella.  Era yo.

Miré hacia abajo y como arte de magia la cicatriz de la rodilla había desaparecido, el frío se convirtió en calor, los árboles florecieron y ya me empezaba a sentir mejor…

Esa luz me miró fijo, y me dijo: “no soy más que tu propio reflejo, y frente a cualquier dificultad, la fuerza para seguir está en vos…vos sos la persona que cierra cualquier cicatriz, que vence cualquier piedra en el camino, que salta cualquier enredo como impedimento, vos sos aquella persona que se ocupa de tu felicidad, no basta más que la fé para llegar a donde quieras…”. 

Tomó mi mano, agarró mis dedos y me pellizcó tres veces…y ya no me dolió. Fue un encuentro con mi alma.


Daniela Otero.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Mi Leyenda Personal…

En mi camino estuviste vos...

 Todos tenemos una “Leyenda Personal” que vivir. Estas aquí en este mundo, en este lugar, con una determinada familia o personas que cuidan de ti a tu lado y todas ellas forman parte de tu “Leyenda Personal”. Cada persona que entra en nuestra vida viene a enseñarte algo para tu crecimiento personal, algo que está fuera de ti, algo que despierta tus sentidos y emociones.

Tienes una misión, un sueño a perseguir, un anhelo un deseo latente que cumplir. Esa es tu “Leyenda Personal”. Y en el camino hacia ella, pasas por dificultades crueles, dolorosos, días de tormenta y de frustración, pero que son necesarios para llegar a cumplir tu “Leyenda Personal”.

Ese deseo que anhelas, que sabes que quieres conseguir, porque te sientes capaz de realizarlo, aunque hubiera días en que solo ves el vaso vacío  muy en el fondo de tu alma algo te dice que estas cada día más cerca de la meta. Son las señales del destino. Como diría Paulo Coelho, “cuando alguien quiere algo, con muchas fuerzas, todo el universo conspira para que puedas conseguirlo”. Y ahí, inevitablemente una lluvia de preguntas invade tus sentidos y te ves preguntándote ¿Qué es querer algo con muchas fuerzas? Y yo te respondo: es poder practicar EL PODER DE VISUALIZACIÓN.

Debes tener la capacidad de crear dentro de ti la escena más feliz de tu vida. Debe surgir en ti la alegría al verte llegar a la meta. Eso es tener fuerza de visualización, y ahí el universo conspira para que obtengas tu merecido.

Siempre cuando uno lucha contra lo que pasa en la vida, tiene esa sensación de ser el de la mala suerte ¿no?, nos preguntamos ¿Por qué a mí?, ¿Qué hice para merecer esto? ¿Por qué me mintieron tanto?, ¿En qué me he equivocado en la vida para sufrir así? Y ahí cuando resurge en ti un grado de objetividad concluyendo que esto que te ocurre es una prueba que pone la vida en tu camino para aprender algo, algo que quizá por el momento no habías aprendido, algo que repetías quizá y sin saber, algo que te va a enriquecer para llegar a vivir tu "Leyenda personal”.

Es que en toda leyenda se empieza con la “suerte de principiante” y se acaba con la “prueba del conquistador”. Ese tramo final en donde sientes miedo de soltar lo que lograste hasta ahora, aún no habiendo sido completamente feliz. Esa etapa en donde miras hacia atrás, y ves todo lo que apostaste, lo que diste, lo que no dormiste y lo que lloraste por ese algo o alguien, por ese sueño frustrado, que por alguna “señal del destino” este ha sido el resultado. Y ahí se te cierra el corazón…te tiemblan las piernas, te sudan las manos y toda tu vida pasa en 5 segundos por tu cabeza. Tenés tu tesoro en la punta del dedo, casi a punto de caer, sabes que debes soltarlo pero sientes miedo y te gana la desesperación a lo desconocido. Entonces vuelves atrás. Una mezcla de emociones se apodera de tu corazón y buscas respuestas a preguntas que no tienen respuestas lógicas, simplemente debes aceptar que se terminó. Que ese individuo también vive su "Leyenda Personal" y tú no eres parte de ella. Que todo está escrito por una sola mano” y ello tenía que pasar, que debes soltar para empezar de nuevo.

La vida es empezar millones de veces, hasta llegar a la meta final pero siempre subiendo cada escalón con más sabiduría que el anterior. Él fue mi “prueba del conquistador”, mi última etapa, el último abrazo. Tengo un largo camino por recorrer.

Hoy cierro los ojos y delante de mio ya no te veo, quizá tuviste que acompañarme por estos laberintos para llegar hasta aquí. Para aprender de mis errores y la capacidad de amar que tengo dentro de mí. Hoy dí un paso más para cumplir mi “Leyenda Personal” y si “todo el universo se conspira para que pueda conseguirlo” hoy, mis constelaciones piden con fuerza sacarte de mi corazón.

Cierro en paz mi “prueba de conquistador”, miro hacia atrás con orgullo y aplaudo el haber amado desde lo más profundo de mi alma, porque literalmente, fue desde lo más profundo de mi alma. Hoy aprendí a escuchar “las señales del destino”, y tomo conciencia que “el coraje es el don más importante para quienes buscan vivir su leyenda personal”.

Hoy suelto tu corazón y protejo el mio con fuerzas porque entendí que nadie deja de sufrir las consecuencias de cada cosa que sucede bajo el sol.